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La obra es un reflejo de los aspectos más bajos del ser humano, como lo es la avaricia del Señor Peachum, un curioso personaje que regenta un negocio sustentado por la manipulación de emociones; o el amor, que se introduce a través de un divertido triángulo- muy poco amoroso-  protagonizado por Mackie Navaja, un pequeño criminal, victima representativa de los nefastos efectos de la violencia de la sociedad.

Todo esto sucede, decorado por el color chispeante del cabaret y el musical, en el centro de un escenario de inestabilidad política, sobre el resurgimiento de una revolución que azotará  y rugirá con fuerza ante una expectativa de un refrescante cambio de aire, para conducir las veas de un velero que fondeo sobre la inseguridad social.

Personajes peculiares y sacados de la más extravagante imaginación amenizan preocupaciones mundanas típicas de las personas: la crisis, la educación, la cultura… todo esto se trata de un modo poco usual, camuflando los problemas tras risas y guiños, dejando que sean puñaladas simpáticas llenas de crítica social.

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