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Una obra que se enmarca genéricamente en el “teatro del absurdo”, un género reservado para el público adulto que, en esta ocasión, Andenes de Agua, ha sabido llevarlo a un sector más amplio, que incluye a los niños como destinatarios. Una apuesta arriesgada, no sólo en el aspecto formal, sino también en la temática abordada; el hambre, la marginalidad y las diferencias sociales son protagonistas en esta historia romántica y realista que tiene a dos indigentes por protagonistas. 

Una historia que, envuelta en una enorme belleza y ternura, se presenta sincera y sin concesiones al público. No persigue una finalidad moralizante, ni da una salida fácil, huye de los finales felices y se plantea como una invitación a la reflexión y al sentimiento. Lo más sorprendente de la historia de sus protagonistas es su extraña felicidad pese a no tener nada, vivir en la calle y pasar hambre real. Sin embargo, como ellos dicen, no sienten hambre espiritual y saben que se tienen el uno al otro. Un tema muy actual que nos hace pensar en lo que el hombre occidental ha perdido descuidando los aspectos esenciales de su humanidad por perseguir bienes materiales que lo sumen en la infelicidad y el desamparo.

Una obra que no ha dejado a nadie indiferente y que ha sido excelentemente acogida tanto por la crítica, como por los programadores nacionales y por el público de todas las edades.

“El país de las moscas” cuenta la historia de dos vagabundos, Linyera y Rodamón, que habitan en un basural. Un basural que podría estar en cualquier parte del mundo. Los domina el hambre, el hambre en la barriga, como ellos dicen. Sin embargo, no sienten hambre espiritual. Viven cada minuto, cada día, cantan, disfrutan, juegan y se aman. En un lugar sin tiempo, sin pasado ni futuro. Se plantean preguntas existenciales, terrenales, sin buscar ni encontrar respuestas.

Así como Vladimir y Estragón esperan a Godot, Linyera y Rodamón esperan encontrar comida un día y otro. Dentro de esta rutina inventan una historia para contarnos porqué existe el hambre en el mundo. La historia es la de Godofredo, un niño de Castilla al que una mosca lo invita a conocer su país. Allí descubre cosas que jamás habría imaginado. Las moscas no son unos bichos molestos como todos creen, tienen una organización perfecta, en su país reinan la justicia y la igualdad.

La compañía “Andenes del Agua” está integrada por Leandro Ojeda, Andrea Martín y Ángeles Hernández. Su primer espectáculo, “A-mar” se estrenó en 2010, una obra de teatro para bebés que obtuvo una gran repercusión. Además de captar la atención de públicos no frecuentados hasta el momento en las islas, inicia una nueva forma de tratamiento en el teatro para niños y niñas.

De marcado carácter experimental, “Andenes de Agua” asume en esta ocasión un nuevo reto. Desde la forma y la temática se plantea como un espectáculo de riesgo. El teatro del absurdo había sido considerado hasta ahora como un género exclusivamente para adultos. En “El país de las moscas” se incluye también a los más pequeños como destinatarios. Desde el contenido se aborda el tema de la indigencia y el hambre. El hambre, un tema tan actual y permanente como poco tratado en el teatro occidental contemporáneo. Pese a tratarse de un espectáculo para todos los públicos, no se realizan concesiones en la puesta, rehuyendo en todo momento del infantilismo. La problemática aterradora del hambre está recubierta por la infinita ternura que inspiran los protagonistas y la historia de amor que viven entre ellos. Esta relación produce un doble efecto, por una lado, suaviza y endulza la tragedia y por otro, refuerza los contrastes aumentando el dramatismo.

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