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En esta ocasión, estos textos recogen las tres votaciones que tuvieron lugar entre los años 1852 y 1853 y que propiciaron que Tegueste mantuviera su independencia, a pesar de los intentos de la Diputación Provincial de que se anexionara a La Laguna.

A lo largo del siglo XIX, diversos municipios de Tenerife desaparecieron como tales, la mayoría de ellos en el entorno de Santa Cruz y de La Laguna. La nueva organización territorial configurada por las Cortes de Cádiz (1812) por la cual Tenerife de dividió en municipios independientes, constituye el germen de los municipios actuales. Sin embargo, los diversos procesos de reforma territorial cambiaron ese primer mapa de los ayuntamientos canarios, afectando a territorios municipales como Tejina, Valle de Guerra y Punta del Hidalgo, que se agregaron al Ayuntamiento de La Laguna en los años 1850, 1845 y 1847 respectivamente. Un hecho que dejó a Tegueste rodeado por todo el territorio lagunero.

En esa época, la Villa de Tegueste se vio envuelta en ese proceso de reforma territorial, ya que también tenía los mismos problemas que el resto de poblaciones de la Comarca (falta de bienes de propios, analfabetismo de los vecinos y demás).

El primer intento de anexionar Tegueste a La Laguna, según se recoge en los documentos, se produjo en 1838, cuando el regidor José María Rodríguez, alcalde interino, expuso al pleno la posibilidad de solicitar a la Diputación Provincial la supresión del Ayuntamiento, poniendo como argumento la imposibilidad de pagar al secretario de la Corporación por falta de fondos. Con carácter urgente, el pleno decide recaudar entre los vecinos el dinero para solventar este problema.

Tres años más tarde, en 1841, la Diputación Provincial inicia los trámites para agregar a aquellos municipios que, por su pobreza u otros problemas, debieran desaparecer y unirse al de La Laguna. En ambos casos, la Villa aguantó las embestidas de la Diputación Provincial argumentando su división municipal y eclesiástica, así como los derechos del pueblo en las aguas, pastos y montes.

Pero fue en 1852 cuando se produjo el primer hecho significativo que recogen los documentos de esa época. Ese año, el regidor del Ayuntamiento de Tegueste, Agustín Hernández, acude a Santa Cruz a solicitar a la Diputación Provincial la supresión del Ayuntamiento y la anexión a La Laguna. Ante este hecho, más de cuarenta vecinos presentaron una solicitud para que no se extinguiera el Consistorio. El proceso no estuvo exento de disensiones y disputas, y el 7 de junio de ese año la Corporación se reunió en pleno para votar sobre si Tegueste debía integrarse en La Laguna, votación en la que participaron los ocho vecinos mayores contribuyentes. Interior del archivo del Ayuntamiento de Tegueste

En esa primera votación, el alcalde se mostró en contra de la anexión, voto en contra al que se sumaron cinco de los ocho vecinos presentes. En una sesión plenaria celebrada dos días después, el alcalde Lucas Molina y el resto de la Corporación votaron de manera unánime a que no se continuara con el proceso de anexión. Sin embargo, y según una carta de la Diputación Provincial, un crecido número de mayores contribuyentes del pueblo, algunos de ellos miembros del Ayuntamiento, habían solicitado de nuevo la agregación a La Laguna, por lo que se ordena que se haga una nueva votación entre los concejales y el mismo número de vecinos que en el primer referéndum.

La segunda votación tuvo lugar el 13 de noviembre de 1852. Cuatro de los ocho vecinos votaron en contra, negativa que secundó la totalidad de la Corporación; una mayoría abrumadora en contra de la anexión a La Laguna. Incluso Agustín Hernández, el regidor encargado meses antes de llevar la solicitud de agregación a Santa Cruz, voto en contra. Sin embargo, en la siguiente y definitiva votación, optaría en favor de la unión.

Pero las disputas y dificultades no terminaron aquí. Los documentos encontrados en el Archivo de la Villa constatan una tercera y definitiva votación. Tras el segundo rechazo, la Diputación Provincial se muestra descontenta con la forma de la votación y, sobre todo, con su resultado, ordenando su repetición argumentando que no habían votado alguno de los vecinos más influyentes.

La tercera votación tuvo lugar el 14 de junio de 1853, casi un año después de la primera, y en esta ocasión, cada uno debía explicar el porqué de su voto, en un sentido u otro. El resultado fue de cinco a favor de anexionarse a La Laguna (Marcos Hernández Rodríguez, Andrés Rodríguez de Santiago, Juan Gregorio Collazo, Juan Francisco de Armas y Agustín Hernández) y 17 en contra (Juan Fernández, Antonio Collazo, Ramón Hernández, Pedro Melián, Pedro Febles, Lázaro González Grillo, José González Grillo, Ramón Afonso, Juan Ramallo, Domingo Febles, Francisco Hernández de Armas, Manuel Melián Abreu, Elías González, Venancio González, Francisco Molina, Francisco González y el alcalde, Lucas Molina).

Entre los argumentos más esgrimidos por los votantes para rechazar la anexión a La Laguna se encuentran la defensa de los montes y aguas, así como el arreglo de caminos, además de cuestiones puramente administrativas o fiscales. Por ejemplo, seguir manteniendo el monte de Pedro Álvarez, principal fuente de aprovechamiento forestal no sólo para Tegueste sino para toda la Comarca, es esgrimido por parte de los votantes como razón fundamental para la continuación del municipio.

En definitiva, durante todo el proceso de reforma territorial de los municipios, Tegueste siguió su andadura como municipio independiente, un camino lleno de dificultades impuestas sobre todo por la falta de fondos y bienes de propios. Sin embargo, en medio de todo ese proceso agregacionista, consigue hacer realidad el proyecto de dotar al pueblo de una Casa Consistorial y otros servicios públicos.

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