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La Casa Los Zamorano, en Tegueste, albergará la Exposición “Cantadores”, en una iniciativa que nace desde el Ayuntamiento de la Villa, y que cuenta con la colaboración tanto de la Fundación Fernando “Nanino” Díaz Cutillas, como del Cabildo de Gran Canaria.

La muestra será inaugurada este sábado 25 de noviembre, a partir de las 18:30 horas, y podrá ser visitada hasta el próximo 22 de diciembre. En el acto de apertura estará presente el alcalde de Tegueste, José Manuel Molina, así como el consejero de Cultura del Cabildo grancanario, Carlos Ruiz Moreno, y del verseador Yeray Rodríguez, que en esta ocasión ejerce las funciones de Comisario de la exposición.

El acompañamiento musical lo pondrá el prestigioso timplista Domingo Rodríguez “El Colorao”, junto con Javier Cerpa y Pedro Manuel Afonso.

La exposición consiste en una selección del archivo personal del que fuera presentador del programa “Tenderete”, Fernando “Nanino” Díaz Cutillas. De todos los proyectos profesionales en los que se involucró el comunicador grancanario, el programa “Tenderete” fue sin duda el que mayor nombradía y afecto popular le proporcionó. A tanto llegó ese afecto que cuesta encontrar un personaje que suscite más unanimidad positiva en nuestra tierra.

Pero el verdadero mérito de “Nanino” fue que todo eso le sucedió sin que él lo persiguiera. Fue protagonista porque no quiso serlo y el pueblo canario entendió perfectamente que aquel comunicador natural y profundamente emotivo le estaba enseñando a través de la pequeña pantalla una imagen bastante certera de nuestra forma de sentir y entender la vida a través de la herencia compartida.

De todo lo que significó “Tenderete” en tiempos de “Nanino”, hay un apartado ampliamente recogido en su archivo y que también sabe de afectos y querencias. No es otro que el amplio espacio concedido en los distintos álbumes de fotos a los cantadores, mujeres y hombres que a través de su sensibilidad y talento y por medio de la televisión se ganaron en muchos casos el seguimiento, el cariño y la admiración de los innumerables televidentes de aquel sueño hecho realidad.

Gracias al acertado objetivo de Carlos Abreu, amigo personal de Cutillas y fotógrafo certero, conservamos en el archivo un amplio registro fotográfico del programa, fundamentalmente de la exitosa década del ochenta, que sin duda destaca por la amplísima nómina de imágenes que recogen el exacto momento de la emoción del cantador.

Podría decirse que son secuencias en las que se presiente una voz honda, que no se escucha pero se sabe que está ahí, en una pasión muda que aflora en los rostros de quienes compartieron en algún momento su voz y su sentir a través de aquella ventana a la que casi todos nos asomábamos.

Dos detalles que no son menores conceden a buena parte de estas fotos mayor magia que la que podría presentirse. Por un lado los medios técnicos usados, que permitían, a través de la llamada “jirafa” (un micro que se suspendía sobre el cantador y quedaba fuera de plano), que no existiera ningún obstáculo visible entre quien cantaba y quienes escuchaban.

Por otro lado, la hábil distribución de los participantes en el programa, mezclados con quienes no participaban activamente en el mismo (lo cual deja sin sentido el tradicional concepto de público que manejamos hoy), hacía que los cantadores emergieran de aquí y de allá, como metáfora de un pueblo que así los ve surgir, de su seno más íntimo, para darle voz a quienes los rodean y los arropan, explícitamente, como en el programa o más sutilmente, como en la vida.

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